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Entrevista a Josefina Cardone, fundadora de Entrelazadas

30 de diciembre de 2019

“No hay nadie tan pobre que no pueda dar, ni tan rico que no pueda recibir”. Bajo este concepto hoy la fundación Entrelazadas promueve que mujeres en situación de vulnerabilidad puedan apoyarse entre ellas a través de proyectos y talleres.

Josefina Cardone, Mujer Old Georgian (MOG) y fundadora de Entrelazadas, nos cuenta de esta hermosa iniciativa que reúne en talleres y proyectos a niñas de Fundamor, organización colaboradora del Sename, a mujeres de la Cárcel de San Joaquín apoyadas por la Corporación Abriendo Puertas y a abuelitas del Hogar Nuestra Señora de la Paz de la Fundación Las Rosas.  Un diverso grupo que, junto a las voluntarias, ha cambiado la vida de muchas mujeres que antes se sentían solas. 

En noviembre, por ejemplo, trabajaron junto a OGA y alumnas del Colegio Saint George que aportaron como voluntarias, en el taller Unidas por el Arte guíadas por la artista visual Maite Izquierdo.

Hoy Entrelazadas aspira a seguir creciendo para autofinanciarse a través de la creación de productos elaborados, principalmente, por las mujeres privadas de libertad y por mujeres que viven en situación de vulnerabilidad.  Gracias a este trabajo ellas generan un ingreso y aportan a la realización de los talleres. “Son regalos corporativos o grandes pedidos que organizamos con tiempo. Por ahora no manejamos stock para lograr una venta al por menor, pero esperamos lograrlo pronto”, cuenta Josefina.

¿Cómo influenció tu paso por el Saint George la creación de Entrelazadas?

En el colegio aprendí a valorar el voluntariado de forma más profunda. Quise seguir involucrada especialmente con Fundamor hasta convertirme en la madrina de la casa Moreau, donde residen las niñas.  Además, el colegio me permitió conocer a grandes mujeres que hoy son parte de Entrelazadas.

¿Cómo llegaron a este concepto de juntar mujeres que están lejos y se sienten solas para que encuentren vínculos?

Nació como una necesidad que vimos en las niñas de Fundamor en el 2017, en el que ellas se sentían discriminadas por ser de la red Sename cuando el tema salía todos los días en los medios de comunicación. Fue por esto que les preguntamos si ellas querían ser voluntarias y organizar un proyecto. Todas dijeron que sí.

Pocos días después fui a la exposición “Los Muros de Chile” en el que a través del arte pude sentir esa rabia y soledad que vivían las mujeres privadas de libertad. Fue ahí donde nació el concepto de transformar la soledad en un motor de empatía, generar instancias para potenciar las ganas de dar y de ayudar a otras personas a través de proyectos en el que ellas fueran las protagonistas y creadoras.​

Luego formamos el concepto de cadenas, en el que se agrega la figura de la abuelita de la Fundación Las Rosas y así comenzamos nuestro primer proyecto: Unidas por la Lana.

En este proyecto trabajas con tu hermana Macarena Cardone. ¿Cómo se traspasa ese vínculo y cómo aporta a Entrelazadas?

Es muy emocionante ver cómo Entrelazadas genera espacios de unión en distintos ámbitos. Compartir momentos enriquecedores, como vivir un encuentro entre niñas de Fundamor que tratan de “abuela” a las señoras de la Fundación Las Rosas y comparten su cariño, te une y te dan más ganas de crear nuevas actividades.

Entrelazadas ofrece esa cabida creativa en la que todas, independiente de nuestras aptitudes, tenemos una manera muy valiosa de aportar. Me siento muy agradecida de poder crear proyectos junto a mi hermana y de la participación activa y cercana de mi mamá.

Además tenemos un equipo administrativo en el que participa Viviana, María Isabel, Loreto, Anita, Consuelo, Paulina y Macarena. Grandes mujeres que apoyan a la fundación desde sus carreras profesionales, dedicándole un tiempo especial a la realización de nuevos proyectos, contabilidad, creación de productos, videos, apoyo psicológico, etc.

Con la experiencia de Entrelazadas, ¿qué potencia y oportunidades ves en la existencia de redes de mujeres apoyándose  unas a otras?

Creo que el trabajo en red es una característica innata de las mujeres. La forma en que nos comunicamos y apoyamos es sumamente especial y contenedora. Puedo ser una niña y estar viviendo en una residencia lejos de mi familia, pero me importa poder darle un momento de alegría a una abuelita. Puedo estar en la cárcel, pero le tejo un regalo a una niña que vive en un hogar colaborador del Sename porque me importa...​

Creo en la riqueza de dar, en esa alegría que se genera en nuestros corazones cuando soy capaz de hacer feliz a otra persona. La forma en que nos vamos ayudando entre mujeres es muy particular y potente. Y Entrelazadas es una muestra de colaboración entre Fundamor, Corporación Abriendo Puertas, María Ayuda, Fundación Las Rosas y otras fundaciones con las que hemos liderado proyectos y por esto es que tiene un gran potencial para expandirse.

Si tuvieras que describir un momento que haya hecho que todo el trabajo tras Entrelazadas cobrara sentido, ¿qué se te viene a la mente?

El primer encuentro, Unidas por la Lana, en el que recolectamos lana, la llevamos a la cárcel de San Joaquín donde mujeres comenzaron a hacer cuadraditos de lana. Luego llevamos esos cuadraditos a Fundamor y las niñas los unieron y formaron mantas. Luego cada niña le pasó su manta a una abuelita de la Fundación Las Rosas. Juntas, una abuelita y una niña le pintan un mural de agradecimiento a las internas.

El momento en el que las niñas y las abuelas se conocen por primera vez... ver la felicidad en sus caras nos inspiró a seguir adelante con más proyectos.​

¿Cómo impacta positivamente este proyecto a las niñas, abuelas, mujeres privadas de libertad y a las voluntarias?

Cuando nos cuentan de la Fundación Las Rosas que las abuelitas empiezan a guardar los premios del bingo para “sus nietas”, o cuando nos llaman de Fundamor para pedirnos que por favor llevemos a las niñas a ver a las abuelitas porque son ellas las que insisten... o cuando las abuelitas rezan por las mujeres privadas de libertad y les mandan mensajes inspiradores, nos damos cuenta de que lo que hacemos, sí les genera un impacto positivo. En los encuentros podemos ver que existe una unión especial que se genera entre cada niña con su abuelita, que las ayuda a reparar el concepto de vínculos.

Loreto Muñoz, MOG generación 2008, es socióloga y ha hecho distintos focus group y el 100% de las mujeres que ha participado de alguna actividad de Entrelazadas dice querer volver a repetirla.

Y para las mujeres que son monitoras, que van y apoyan los proyectos, es una experiencia conmovedora y cómoda, porque el vínculo es entre ellas (niñas-abuelitas-internas), no con las monitoras, por lo que pueden participar sin el compromiso de tener que hacerlo regularmente.

Si quieres saber más sobre la Entrelazadas puedes contactarlas a través de:

Instagram @entrelazadaschile

Web: www.entrelazadas.org

Mail: entrelazadaschile@gmail.com