Una de las áreas más importantes para el desarrollo de un país es la educación. Tan importante como el pan, la educación nos abre caminos y nos da herramientas para mejorar nuestras vidas. Marisol Pavez Ramírez (MOG 1982) es una profesora comprometida con la noble tarea de llevar educación de calidad y esperanza a sectores con múltiples carencias.
Estamos a punto de conmemorar las 50 generaciones de mujeres georgianas y se hace evidente lo vasto del aporte de las egresadas a la sociedad chilena. Un ejemplo de ello es Marisol Pavez, profesora que ha buscado inspiración para su vida y trabajo en la labor de Lucila Godoy Alcayaga, nuestra Gabriela Mistral. “Ella, que fue profesora rural, sí que fue una maestra”, afirma esta georgiana que ha desarrollado toda su carrera en Renca, una de las comunas más vulnerables de la capital. Allí ha formado multitud de personas respetuosas y responsables, entre los que destacan mecánicos, ingenieros e incluso otros profesores. “Y lo más hermoso es que siempre me recuerdan y me encuentran”, nos cuenta.
El papá de Marisol trabajaba en el colegio como transportista desde 1969. “Cuando se pensó en convertirlo en mixto, uno de los sacerdotes habló con mi padre para que me incluyera, pero no teníamos el dinero suficiente para pagar la escolaridad. Fue entonces cuando le ofrecieron una beca del 50% como apoyo a mi educación y así tuve la oportunidad de estudiar en el colegio. Oportunidad que hasta el día de hoy agradezco ya que me permitió ser lo que hoy soy como persona y profesional. Llevo un gran dragón en mi corazón”.
¿Cuáles han sido tus mayores alegrías y logros durante tu carrera como profesora y qué te dejó el colegio que hayas podido aplicar en tu trabajo con niñas y niños?
El colegio me dejó el amor por lo que hago y una frase que me marcó: “Si has de hacer algo, lo que sea, entonces hazlo bien”, y mis mayores alegrías se producen cuando vuelvo a ver a mis estudiantes, tiempo después del egreso, convertidos en profesionales.
¿Qué podrían enseñar las nuevas generaciones de mujeres a las anteriores y viceversa?
Que las mujeres tienen capacidades que las pueden hacer mejores, respetando los derechos de todas las personas. Además, es importante que se den cuenta de que el machismo es fomentado por las madres que consienten a sus hijos varones sin límite. Es importante educar para la igualdad de género, respetando a todas las etnias y credos.
Recordando tu paso por el colegio, ¿cuál crees que fue el sello de las mujeres de tu generación?
Luchadoras, independientes, capaces de desenvolverse en cualquier ámbito.
¿Qué rol jugó el colegio en construir la mujer que eres hoy?
Me permitió aprender a desenvolverme en cualquier ambiente social, sin temor, siendo independiente y confiando en mis capacidades.
Con la mirada del 2020, ¿cuál es tu reflexión respecto del espacio que tuvieron las mujeres en el Saint George en los años en que fuiste estudiante?
Yo creo que marcamos un antes y un después en el colegio. Tuvimos que enfrentar un colegio en donde los hombres marcaban presencia, y nosotras fuimos allanando un camino en donde la mujer fue poco a poco adquiriendo mayor protagonismo.
Recuerdo cuando comenzamos a pedir a la dirección el cambio de uniforme: del jumper a la falda y blusa, a la polera que vemos hoy. Marcamos precedentes.
Si tuvieras que escoger una mujer de la comunidad georgiana que te ha servido como un modelo a seguir o que te ha inspirado, ¿a quién escogerías?
A Raquel Logan. Ella era muy empática, y siempre estaba pendiente de sus estudiantes, por lo menos así fue en mi experiencia. Ella me recuerda que debo estar siempre cerca de mis estudiantes. Por eso tengo muy buena relación con ellos, incluso en estos tiempos de pandemia.
¿Cuál es el espíritu georgiano que te gustaría entregar a las próximas 50 generaciones?
Algo que practicamos mucho en los tiempos de escolaridad fue la solidaridad y la empatía. Creo que es lo mejor que el ser humano puede cultivar.
¿Qué tema o foco debería estar en el centro del evento de los 50 años de la llegada de mujeres al colegio?
El liderazgo de la mujer georgiana en la actualidad en los ámbitos sociales, culturales, en los negocios.
Y para terminar: ¿Qué es ser una (mujer) georgiana?
Una mujer georgiana es independiente, segura, feliz y con unos compañeros que jamás te abandonan.