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Entrevista a Caterina Muñoz Vildósola, ingeniera de desarrollo en Amazon

11 de febrero de 2020

Amazon es un ícono de disrupción y crecimiento en el mundo digital y Caterina, MOG 2010, es parte de ese engranaje de innovación.  Ella es ingeniera de desarrollo de software en una de las mayores compañías de Internet y acá nos cuenta su experiencia.

¿Tuvo tu paso por el Saint George algo que ver con tu interés por la ingeniería y el desarrollo de software?

Fue durante el colegio que adquirí el gusto por las matemáticas y las ciencias en general y ese interés me llevó más tarde a decidir estudiar ingeniería. Mi interés por el desarrollo de software vino más tarde, después de haber elegido la especialidad de computación. 

Cuando uno mira la historia de Internet casi todos (si no todos) los protagonistas más visibles son hombres. ¿Hay alguna ingeniera, desarrolladora, investigadora  que admires y que haya sido una inspiracion? 

No estoy demasiado familiarizada con el trabajo de ingenieras notables, pero hay un par de nombres que se me vienen a la mente: Justicia Acuña, la primera ingeniera de Chile y Sudamérica y Margaret Hamilton, quien estuvo a cargo del software a bordo del Apolo 11 y acuñó el término “ingeniería de software”. 

¿Cómo ha sido tu experiencia como desarrolladora y mujer en este mundo?

Hasta que salí de la universidad, nunca me sentí tratada de manera distinta por ser mujer. Tanto en el colegio como en la universidad, todo mi trabajo tenía notas que hablaban por sí solas, por lo que nunca tuve que preocuparme de demostrarle nada a nadie. Viendo hacia atrás, hubo muchas instancias en las que fui la única o una de las pocas mujeres en la sala, pero no me sentí en desventaja. La opinión de mis compañeros no afectaba de ninguna forma mi capacidad académica.

Sentí que las cosas cambiaron cuando salí a trabajar. Creo que mi valor como ingeniera está en gran parte determinado por la percepción que mis colegas y jefes tengan de mí y ya no tengo un número mágico que indique inmediatamente cómo es mi desempeño en lo que hago. Otra opinión que es sumamente importante es la que yo tengo sobre mí misma. En los últimos años he estado en el proceso de entender cuál es el valor que puedo aportar en un contexto laboral, ganar confianza en las habilidades que tengo y continuar desarrollándome profesionalmente. 

No tengo ninguna duda de que existe un sesgo de género importante en mi campo laboral, que se ve muy obviamente en la baja representación de mujeres ingenieras de software y en una representación aún más baja en los cargos de liderazgo. El desafío para mí ahora es buscar una estrategia para continuar desarrollando mi carrera.​

¿Qué consejo le darías a niñas que les guste la programación y el mundo de la informática?

Cualquiera a quien le guste la programación es muy afortunado hoy en día, por lo mucho que se valora la habilidad. Es difícil predecir si de aquí a 10 ó 20 años seguirá siendo tan valorado, pero yo creo que sí. Así que si a alguna le gusta la programación, que busque formas de desarrollarse y encuentre aspectos que le interesen dentro de ese campo.

- Y para terminar… Ahora que trabajas en EEUU, ¿cómo ves el camino que debe recorrer Chile para avanzar en investigación y desarrollo tecnológico?

A grandes rasgos, creo que Chile tiene los recursos y definitivamente tiene el talento humano para avanzar tecnológicamente. Lo que siento que no está muy claro es la visión respecto a cuál es el rol que la tecnología debe cumplir en el desarrollo del país. Creo que hay una noción general de que el desarrollo tecnológico es positivo pero no está claro por qué. 

No creo que el desarrollo tecnológico sea un fin en sí mismo, si no que debería ser un medio para lograr otros fines: mejorar el bienestar social del país, adquirir ventajas competitivas respecto a otros países, reducir el impacto ambiental de nuestra sociedad, mejorar la productividad o lo que sea prioridad. Ese es el aspecto que creo que se pierde de vista al hablar de desarrollo tecnológico en Chile.​