La desesperación para lograr que su emprendimiento sobreviviera a la pandemia lo llevó a arriesgar e innovar. Hoy nuestro compañero tiene una exitosa app de lavado de autos a domicilio funcionando en Chile, Miami y está pronto a llevarla a Atlanta y Ciudad de México.
Como tantas historias de emprendimiento, la de Cristóbal Mardones (OG 1999) partió pequeñita, con unos carritos de lavado de autos en edificios de El Golf para dar el servicio a oficinistas mientras trabajaban. Hoy lidera lo que podríamos describir como el “Uber” del lavado de autos ecológico. ProWash GO (prowashgo.com) es una aplicación que permite solicitar a domicilio el servicio tanto en Chile como en Miami, y que pronto llegará a Atlanta y a Ciudad de México, generando fuentes de trabajo y ahorrando cientos de litros de agua por lavado.
“Cuando partimos hace más de una década, buscábamos profesionalizar el lavado de autos. Nos fue bien y crecimos. Llegamos a tener más de 40 sucursales desde Iquique hasta Punta Arenas. Luego llegó la pandemia”, recuerda Cristóbal. Un periodo de crisis, donde, a pesar de la ayuda estatal, los costos fijos eran altos y la operación nula, ya que el 100% del negocio funcionaba en centros comerciales y oficinas. Y todo estaba cerrado.
“Estábamos desesperados y la primera reacción que tuvimos fue hablar con la persona de la química que nos hacía los champús y renovadores y pedirles que nos hicieran alcohol gel. Pero igual no alcanzaba. No sabíamos cuánto iba a durar”, cuenta.
Ahí surgió el primer giro del hasta entonces exitoso negocio: “Dentro de nuestros servicios teníamos sanitizado, que lo usábamos para eliminar olores dentro de los autos. Y cuando escucho que la Organización Mundial de la Salud dice que era recomendable para eliminar el virus, se nos prendió la ampolleta”.
“Salimos a buscar autos en la calle y prácticamente no había, estaba todo el mundo encerrado en sus casas y nos acercamos a una empresa de taxis, Didi, con quienes hicimos una gran alianza. Nos pusimos a sanitizar todos sus taxis y después se nos acercaron un par de municipalidades para hacer lo mismo con vehículos que movían a la gente incluso con contagio. Les poníamos un panel separador entre el piloto y el cliente y sanitizamos taxis como locos”.
Esta experiencia transformadora hizo que Cristóbal se diera cuenta de que su verdadero camino estaba en llevar los servicios a domicilio, o donde el cliente quisiera lavar. "La pandemia me hizo pensar que el negocio 'Legacy', por así decirlo, no era lo que realmente nos llamaba, sino el desarrollo de esta tecnología", confiesa.
“Poco antes de la pandemia, empezamos a ver este boom de las aplicaciones y del delivery. Cada vez la gente iba menos a los malls y los tiempos de estadía en los centros comerciales eran cada vez más cortos. Entonces, nos preguntamos qué hacer para subirnos al boom”, explica Cristóbal. La respuesta fue desarrollar una página web donde se reservaba el servicio a domicilio. Fue un éxito, especialmente en clientes corporativos que compraban lavados como un beneficio o regalo para sus clientes. Pero la idea de una aplicación con georreferenciación y notificaciones en tiempo real seguía dando vueltas hasta que la desarrollaron en Chile.
“Y la verdad es que hoy tenemos una plataforma que no tiene nada que envidiarle ni a Uber, ni a Rappi, ni a nadie desde el punto de vista de la tecnología. La escalabilidad es tremenda. Y lavamos autos con menos de un litro de agua, versus 300 litros que usa un túnel tradicional, en el lugar que nuestros clientes nos pidan que lo hagamos: en sus casas, sus oficinas, en la calle, en la plaza…”, asegura Cristóbal. Y añade: “Nuestros washers llegan en sus motos, con su mochila y todos los insumos que necesitan. No nos conectamos a la electricidad del lugar, ni les ensuciamos el piso”.
¿Qué crees te pudo aportar el colegio en este viaje de emprendimiento con altos, bajos y éxitos?
Soy un agradecido del colegio. Me encanta la formación que nos dió y creo que lo primero es la conciencia que te crea en distintos ámbitos. Nuestro negocio tiene mucho de social, de dar oportunidad a la gente de poder emprender. Al principio fue con los franquiciados en los centros de lavado y hoy día es con los mismos washers que se inscriben en la aplicación, que pueden ser independientes y que pueden ganar más de lo que ganan en otros trabajos.
Cuando recién salí de la universidad hice un postgrado en gestión medioambiental en Madrid, porque venía con todo el tema de la conciencia ambiental cuando todavía no era tan transversal. Me interesa aportar a enfrentar la escasez de agua en el mundo. Y creo que el colegio te prepara para ese tipo de compromisos.
El colegio, además, da espacio a distintas personalidades. Hay de todo. Y eso en la vida sirve. A mí, académicamente, nunca me fue bien pero busqué mi camino por el lado del deporte, por el lado del centro de alumnos. Eso me marcó y me sirvió, porque es muy importante saber liderar y buscar equipos diversos, pero que a la vez también logren entenderse.
¿Y si te preguntamos por tu mayor talento? ¿Cuál sería?
La perseverancia, el creérmela y seguir. Sobre todo después de la pandemia. Ahora miro para atrás y sin dudas fui muy perseverante. Era el minuto para decir “Hasta aquí llego. Me empleo”. Pero nunca me empleé, preferí darle la vuelta y adaptar mi negocio.