La periodista y experta en estudios de género Camila Dentone nos explica por qué esta crisis global demostrará la necesidad de impulsar políticas públicas con perspectiva de género y replantear el trato que se le brinda a la mitad más uno de la población mundial, un paso clave para que la sociedad en su conjunto pueda prosperar y desarrollarse en equilibrio.
Fue cuando estudiaba periodismo en la Universidad de Chile que Camila Dentone (MOG 2008) tomó conciencia de que las mujeres no eran seres enteramente libres, sino que arrastraban las pesadas cadenas de estereotipos que han echado raíces en la historia y la cultura popular. Que las mujeres son débiles, pasivas, que dedican gran parte de su atención a frivolidades, que son personas divorciadas de la racionalidad y proclives al sentimentalismo…
Para titularse, Camila investigó acerca del humor por televisión abierta, ahí donde cada rutina apelaba a una ecuación que sintetizaba dos características tan hermanadas en el prejuicio como contradictorias entre sí; por una parte, la presunción de que las mujeres son seres tan poco inteligentes y desvalidos como lo sugiere el desprecio machista, pero al mismo tiempo tan sibilinamente astutos como para arrastrar al hombre a su irreversible perdición, o tan poderosos como para oprimir al yerno.
“Esa investigación me hizo darme cuenta de cómo el sexismo y los estereotipos de género están absolutamente arraigados en nuestra cultura, y me impulsó a leer, investigar y profundizar en estos temas. Así también nació el programa Desgenerando, que realizamos junto a dos amigas en Radio Universidad de Chile entre 2014 y 2016”, sostiene la periodista.
Hemos avanzado, pero “todavía existen grandes brechas y obstáculos para que las mujeres puedan desarrollar todo su potencial y tener una vida más digna”, indica la asesora del Departamento de Género de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales.
Tomó la bandera del feminismo para que más de la mitad de la población compartiera roles protagónicos en espacios donde han sido consideradas simples actrices de reparto, o extras, simple relleno en una historia. Pero con motivo de esta crisis las mujeres desempeñarán un papel clave, pues serán ellas las que impidan el desfonde una vez que colapsen los sistemas sanitarios.
“La pandemia que estamos enfrentando tiene un impacto diferenciado entre hombres y mujeres. Esto tiene que ver principalmente con los distintos roles que cada uno desempeña”, señala.
¿Qué tan grande es el desafío que tenemos por delante en Chile?
Algunos ejemplos que dan cuenta de esto: las mujeres dedican 3 horas más diarias que los hombres a las tareas domésticas y de cuidado, y según el INE, las mujeres reciben un ingreso medio 29% menor que los hombres.
La desigualdad no solo se expresa en el ámbito económico, sino que también es un problema estructural. En este sentido, la violencia contra las mujeres es uno de los problemas más persistentes en Chile y nuestra región: de acuerdo con la OCDE, 1 de cada 3 mujeres en Chile sufre algún tipo de violencia.
Todas estas cifras reflejan la necesidad urgente de avanzar hacia políticas públicas que mejoren la calidad de vida de las mujeres, y me interesa mucho poner mis conocimientos y herramientas al servicio de esta causa.
Hiciste un magíster en la Universidad de Edimburgo, Escocia. ¿Cómo fue esa experiencia?
La experiencia en Escocia me sirvió mucho para conocer y profundizar, desde lo académico y el activismo, nuevas perspectivas. En mi magíster leí un montón sobre feminismo interseccional, que básicamente da cuenta de cómo las desigualdades se vinculan con identidades sociales y culturales diversas. No es lo mismo ser una mujer blanca, con dinero, que una mujer afrodescendiente, con pocos recursos o una mujer con movilidad reducida. Dar cuenta de esas diferencias permite ver cómo existen distintas categorías, capas interconectadas que hacen que una persona experimente mayor o menor discriminación y/o desigualdad. En Escocia, por ejemplo, sufrí mucho menos acoso callejero que en Chile, y un día conversando con mujeres que eran parte de un grupo contra el acoso, me dijeron “quizás a ti acá no te griten cosas en la calle, pero a mí, una mujer musulmana, me suelen decir cosas que aluden a mi religión y mi condición de mujer”.
Hoy trabajas en el sector público. ¿Crees que estamos siendo testigos de un cambio hacia dar un enfoque de género a las políticas públicas?
Definitivamente el sector público ha ido incorporando importantes medidas para avanzar hacia la igualdad de género. Hace algunos años existe el programa de mejoramiento de gestión sobre la equidad de género, que tiene como objetivo incorporar medidas que conduzcan a la generación de igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres en todos los organismos y servicios estatales.
Otro avance importante ha sido la generación de datos con enfoque de género, lo que permite tomar una fotografía de las diferencias entre hombres y mujeres en ámbitos como el trabajo, el uso del tiempo, informalidad, etc. Se dice que lo que no se mide, no se ve, y lo que no se ve, no se cambia.
En términos prácticos, ¿cómo afectará esta pandemia a las mujeres en países como el nuestro?
A modo de ejemplo, con el cierre de colegios y la saturación de los servicios de salud, el peso de los trabajos de cuidados recae sobre las mujeres, quienes ya normalmente desempeñan estas tareas en mayor proporción que los hombres.
Asimismo, en contextos de emergencia y crisis, está comprobado que aumentan las posibilidades de vivir violencia, especialmente considerando medidas como la cuarentena total, en que muchas mujeres y niñas se ven enfrentadas al encierro junto a sus agresores.
Considerando todo esto, es que organismos como la ONU, y organizaciones locales como la Red Chilena Contra la Violencia hacia las mujeres, han hecho un llamado a que las respuestas a esta crisis consideren una dimensión de género.
¿Quieres saber más sobre la propuesta de Naciones Unidas?
- Hoy 126 millones de mujeres en las Américas y el Caribe dependen del trabajo informal. Con esta crisis perderán sus ingresos diarios casi de inmediato sin ninguna red o posibilidad de reemplazarlo.
- Al menos 3.529 mujeres fueron asesinadas en 2018 por razones de género en nuestra región. Como ya se vio en China, Corea, Italia y Francia, la violencia doméstica y la tensión aumentarán debido a esta crisis de salud.
- El 75% de las personas que están en la primera línea de atención médica o atención son mujeres. Asumen mayores costos físicos y emocionales y tienen un mayor riesgo de infección en esta crisis.
Satisfacer las necesidades y promover el liderazgo de las mujeres fortalecerá según Naciones Unidas la respuesta mundial ante la pandemia.
Por esta razón el organismo compartió una serie de recomendaciones que colocan las necesidades y el liderazgo de las mujeres, como una manera de dar una respuesta efectiva contra el COVID-19. Te invitamos a revisarlas pinchando el link.
Te invitamos además a conocer más de la iniciativa ONU para empoderar a las mujeres en EmpowerWomen.org.