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Celebración de los 75 años de la CSC en Chile: Lo Humano y Lo Divino

4 de julio de 2018

Este jueves 26 de junio en el salón Provenzano y con la participación de 200 invitados celebramos los 75 años de la Congregación CSC en Chile.

Al encuentro organizado por la Asociación Old Georgians, asistieron ex alumnos, autoridades del Colegio Saint George, profesores y miembros del Centro de Padres y apoderados.

El Padre James E. Mc Donald dio la bienvenida y bendición inicial.

Luego Pablo Ayala Presidente de los Old Georgians dio una breve reseña de las obras de la CSC en Chile y del privilegio haber sido educados por ellos. Posteriormente presentó a los panelistas.

Francisca Ulloa, OG 2016 y Diego Cortínez, OG 2017, en representación de las nuevas generaciones, nos dieron un pequeño testimonio de lo que los había marcado el haber estado en el colegio, agradecieron también, las diferentes instancias que les dio el colegio para participar en actividades que los conectaron con personas y realidades muy distintas.

Se contó con 4 excelentes panelistas que nos dieron su mirada de los aportes de la Congregación a la comunidad georgiana, desde diferentes ángulos.

Luego Miguel Laborde, OG ’66, autor del libro “Georgians, 80 años en Chile”, nos dice que para descubrir la verdadera identidad georgiana hay que remitirse al fundador del colegio, el Padre Basilio Moreau, quien debe actuar en una Francia revolucionaria, laica y escéptica que había suprimido la enseñanza religiosa, formando un grupo de excelencia que se gana un prestigio y reconocimiento. En la educación propone una educación que nace desde la familia, es decir, que las personas son reconocidas por lo que son y la educación debe fomentar ese aspecto y potenciar sus habilidades blandas, característica que nos marca a cada alumno que pasó por este colegio.

José Luis del Río OG 63, nos comparte su experiencia como alumno y las cosas que lo marcaron. Dentro de las características que reconoce de los georgianos, es esta dualidad de independencia y solidaridad, con un fuerte sentido crítico, que confía en sí mismo y no tiene miedo a ser distinto, lo contrario al sentido de rebaño o manada.

Se nos enseñó a ser solidarios y responsables de nuestro país, estár ocupados al servicio de los más pobres y abandonados, se nos formó con un fuerte compromiso social, para ser buenos ciudadanos y comprometidos con lo que pasa en Chile.

Otra característica es la búsqueda de la excelencia: nos enseñaron a ser los mejores , en lo que fuera que eligiéramos sin competir con nadie, más bien siendo colaborativos para que todos pudiéramos llegar a la meta.

Se nos inculcó la auto-disciplina, se cumple por un sentido de responsabilidad, más que por un mero castigo.

Tener los pies en la tierra: “mira las estrellas pero con los pies puestos en la tierra”, es decir, vuela alto, pero sé aterrizado, somos prácticos, pragmáticos, somos realistas.

La honestidad, fue una importante característica que nos enseñaron desde chicos, decir la verdad y hacerse cargo de las consecuencias. De hecho nos dejaban solos para las pruebas y la verdad es que se copiaba muy poco.

Se nos formó como buenos cristianos, críticos en la fe, cuestionadores.

Por último, se nos enseñó la fortaleza frente a la adversidad, ser capaz de ponerse de pie después de cualquier caída, luchar siempre por lo que nos diga nuestra conciencia, aunque estemos en minoría. El lema “Derecho a lo difícil “está muy relacionado con esto y el lema de la Congregación “La Cruz es nuestra única esperanza”, también lo ratifica.

Padre José Ahumada, OG ‘72 y Superior de la Congregación C.S.C. distrito Chile. El padre Pepe nos habla de la Congregación y sus desafíos.

Algo que no todos sabíamos es que la Congregación está constituida por hombres y mujeres, las hermanas de Santa Cruz (que son muchas más que los hermanos).

Agradeció también, a todos los miembros de la congregación que hacen su trabajo de manera sencilla y anónima.

Habló que hoy día tenemos una nueva forma de ser Iglesia, una Iglesia que aprende a vivir en la vulnerabilidad, que no somos los mejores, que no somos los que tenemos la verdad, no tenemos que ir a enseñar, sino a aprender.

La iglesia debe ser más humilde y no mirar desde arriba lo que pasa. La iglesia y también la Congregación como parte de esta Iglesia, ha sufrido mucho por los casos de abuso, y que le gustaría que fuera una Iglesia Misericordiosa.

Por último, expresó un deseo, que el colegio Saint George, no fuera un getto. El Georgian, necesita estar muy bien preparado académicamente para el mundo del mañana, ojalá aprendiera varios idiomas, pero no hay que olvidar que lo más importante son los valores, el espíritu de la persona que queremos formar. El Padre Moreau decía esta frase “Estoy convencido de que el primer deber de todo profesor es formar cristianos, y que la sociedad necesita gente de virtud más que gente de conocimiento”. Explicando que l.os georgianos debemos poner lo mejor de cada uno y aceptar y valorar la diversidad que nos enriquece para hacer un Chile más inclusivo y no exclusivo.

Caridad Merino, OG ‘95, agradeció a la Asociación Old Georgians, por darse este espacio para homenajear y agradecer a la Congregación por todo lo que han hecho por este colegio y la sociedad chilena.

Y en especial en este momento duro para la iglesia Chilena, doloroso para las víctimas y victimarios, que a ratos nos hace perder la fe, y tenemos que tener la lucidez para comprender que toda muerte es para una resurrección y que es verdad que una parte de nuestra Iglesia está muriendo, para que resucite una mucho más profunda y humana. Homenajear a la Congregación en este contexto, es ponerle freno al pesimismo, a la radicalidad, a los blancos y negros. Es una oportunidad para reconocer en cada uno de nosotros, esta Iglesia Santa y esta Iglesia Pecadora. Es verdad que existieron y existen todavía, abusos sexuales y de conciencia, es verdad que ha habido una cultura del secretismo, pero también es verdad que es la iglesia la que recibe y acoge a los inmigrantes, es la misma Iglesia que reconoce la dignidad a las presas, que cuida a los enfermos terminales que ya nadie quiere cuidar y es, finalmente, la que habita en cada uno de nosotros, santa y pecadora y este homenaje, se enmarca en esta dualidad que nos hace humanos.

Se le pidió que hablara sobre integración y espiritualidad en referencia al aporte de la Congregación en Chile, donde comentó que la primera imagen que se le venía a la mente, era el hecho de que el colegio fue uno de los primeros, si no el primero en incluir en 1971 a la mujer con las mismas condiciones y oportunidades que los hombres.

Otro aspecto importante fue la inclusión de los niños de las poblaciones cercanas al colegio, con el objetivo de no ser un getto y de darles oportunidades a niños que no las tendrían jamás, además de vincular a los estudiantes a realidades y vivencias distintas que, de otra manera, les serían difíciles de conocer.

También se refirió al trabajo mano a mano de sacerdotes y laicos del cual ha sido testigo y parte. “En este colegio se trabaja así, los sacerdotes confían y se dejan guiar por los laicos, hay una relación de pares que permite un verdadero aporte en la educación de los niños.

Agregó además, que la congregación ha sido lúcida en dar a los estudiantes de este colegio la posibilidad de vincularse con otras realidades, para desarrollarse no basta estar con los iguales, hay que conocer y valorar las diferencias y en especial la diversidad, no hay nada más lejano al sueño de Dios para la humanidad, que la uniformidad. El sueño de Dios Es la Diversidad.

La Congregación ha confiado en la importancia de esta diversidad, donde cada alumno ha tenido la oportunidad de encontrar su vocación, el sueño que tiene Dios para cada estudiante.

Por último hizo una comparación de la Congregación con la sal, que realza el sabor de cada comida, sin arrebatarle su sabor inicial. Explicando que la Congregación con su sistema educativo, ha realzado el sabor de cada estudiante, mezclándose y haciéndose invisible como la sal, lo que requiere humildad y paciencia.

Agradeció a la Congregación por su lucidez para responder a los signos de los tiempos, por su audacia y valentía, por su humildad y su paciencia, la diversidad del Saint George , que nos ensancha el corazón, nos regala compasión, conciencia social. Nos ha enseñado, no sólo a encontrar la propia vocación, sino que a tolerar y valorar la diversidad humana y no hay verdadera integración si no hay diversidad.