“Fue algo que no esperaba y me llega esta maravilla, porque lo estaba pasando mal”, recuerda Bernardita Krögh al pensar en la primera caja de ayuda que recibió de OGA. “Estaba hasta el cuello, en un estado casi de desesperación, arrastrando muchos años de problemas económicos y no veía por dónde salir”, cuenta esta compañera de la generación 77 que, sin casa propia, sin banco y sin ingresos estaba en un estado de angustia que muchos en su círculo cercano no podían entender. “La ayuda de OGA ha sido salvadora”.

Un sentimiento similar al de nuestro compañero Sebastián Brucher, generación 94: “De todo lo malo de este proceso, si hay algo bonito ha sido la ayuda que he recibido de mis amigos y amigas del colegio, compañeros que no veía hace mil años”, cuenta.

Sebastián es banquetero y la pandemia lo hizo reinventarse. Sin embargo el Covid y sus secuelas le impiden trabajar desde hace dos meses. “La caja ha sido perfecta porque viene con todo lo que necesitas para el mes. Es una caja super completa. Y en la segunda caja que me llegó, la compañera que me la vino a dejar, además me trajo un vino y un chocolate de parte de ella. Así que no me queda más que agradecer”.